Hace unos días, coincidiendo con las investigaciones que estaba llevando a cabo acerca de la historia del arrecife chipionero denominado Piedra Salmedina, y mientras consultaba el blog del  Cronista Oficial de la Villa, Juan Luis Naval Molero, me topé con la curiosa historia, que recordé haber leído en su día en el Diario de Cádiz y tenía olvidada, sobre las andanzas del nazi alemán en Chipiona que adoptó la personalidad del médico donostiarra Luis Gurruchaga Iturria. Enseguida vino a mi mente el recuerdo de aquella grandiosa película de Orson Welles titulada “The Stranger”, y cuyo paralelismo con la historia de Chipiona es indudable en muchos aspectos.

 

luis gurruchaga-euskadizSi en la magnífica película de Orson Welles de 1946 “The Stranger”, traducida al español como “El extraño”, el peligroso dirigente nazi alemán que interpretaba el mismo Welles, Franz Kindler, vivía camuflado en una pequeña localidad del estado americano de Connecticut bajo la identidad de un cordial profesor de instituto de nombre Charles Harper, en nuestra historia real de Chipiona  el nazi alemán Friedrich von Freienfels adopta la personalidad de un médico donostiarra: Luis Gurruchaga Iturria.

Diréis que exagero, pero he llegado a encontrar hasta una cierta semejanza física en las figuras de ambos protagonistas. Cuando volví  a ver la foto del supuesto Luis Gurruchaga, corrí al ordenador a buscar la imagen que adoptaba Franz Kindler en la apasionante y angustiosa película que, no dudo al afirmar, habré visto en no menos de media docena de ocasiones. La presencia en la misma de otro de mis actores favoritos, Edwarg G. Robinson, ha ayudado a considerarla siempre una de mis grandes favoritas. El ambiente de suspense e intriga, la personalidad enigmática y ambivalente de Kindler, la bella exposición acerca de la convivencia dialéctica del Bien y el Mal, el juego de sombras y el trepidante y melodioso ritmo musical, la convierten en una de las grandes.

Los paralelismos entre ambas historias son evidentes. Nuestro nazi alemán,  Friedrich von Freienfels formó parte del numeroso contingente de nazis que encontraron refugio en el litoral gaditano, al calor de la protección que recibieron del régimen español. Bajo la personalidad de un médico vasco ejerció durante muchos años en Chipiona y se ganó la simpatía popular por sus buenos conocimientos en medicina y un carácter aparentemente abierto y popular.

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Fue nombrado director del Sanatorio de Santa Clara, curiosamente un centro que ayudó a crear a finales del siglo XIX un paisano del donostiarra Luis Guruchaga Iturria, el gipuzkoano de Orio y figura insigne de Chipiona José María Lerchundi, el “Padre Lerchundi”.

 

luis-gurruchaga-euskadizSus conocimientos médicos venían “avalados” por una cruel trayectoria en los campos de exterminio nazis, algo que podéis comprobar de manera precisa en el mencionado reportaje de Diario de Cádiz. Sin embargo, al igual que en el caso de Kindler, se ganó la simpatía y el cariño de los habitantes de la localidad, en especial tras su heroico comportamiento tras la famosa explosión de los polvorines de Cádiz de 1947. Huyendo de Chipiona ejerció posteriormente como médico en Tánger y en Madrid.

A Kindler le persiguió hasta su captura el sagaz agente Wilson del FBI llegado desde Washington, mientras que a nuestro “donostiarra” le acosarían hasta el final los comandos israelíes. El final de ambos corresponde al de las grandes tragedias personales de la historia. El de Kindler lo podemos “disfrutar” en esa espectacular escena final de la película. Para el final del donostiarra Luis Gurruchaga Iturria debemos echar  algo de imaginación tras las enigmáticas palabras del final del relato. Dos vidas paralelas y un final común.

 

 

 

Antxón Urrestarazu.

Imágenes: Diario de Cádiz,  Wikimedia Commmons, Chipiona «El Blog del Cronista»

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