Si algo hemos comprobado estos dos últimos años es que la provincia de Cádiz es mucho más que una playa de arenas finas y aguas transparentes. La diversidad de su territorio y sus paisajes es ilimitada y se multiplican sus rincones con encanto tanto en la costa como en el interior. Hemos querido mostraros algunos de esos rincones mágicos en el presente reportaje.
Los rincones singulares y con encanto especial en la provincia de Cádiz son infinitos. Salinas de mar y de interior; palacios, castillos y una gran variedad de bellos edificios históricos; bosques y canutos; jardines exóticos y plazas recoletas; playas y calas naturales; mercados y todo tipo de tabernas; islotes y poblados. Un sinfín de lugares llenos de magia y misterio que queremos compartir con vosotros.
1. El Santuario de Bacinete
Situado en la antigua carretera Los Barrios-Facinas, nos sorprende este paisaje de cóncavos abrigos con pinturas rupestres, entre grandes rocas de arenisca, helechos y alcornoques, tumbas antropomorfas y rituales funerarios, cultos y ritos neolíticos, mitos y leyendas de diversa índole, todo ello en pleno corazón del Parque Natural de los Alcornocales. Un rincón lleno de magia conocido como “Santuario” de Bacinete, el lugar ideal para los amantes de la naturaleza, la espiritualidad y el recogimiento.
2. Guadalmesí y el Flysch de Tarifa
En pleno corazón del Parque Natural del Estrecho, entre Tarifa y Algeciras, y a lo largo de la costa del Estrecho de Gibraltar, con el continente africano como telón de fondo, encontramos esta pequeña joya de la naturaleza conocida como Flysch y Rasa mareal, una curiosa formación geológica que da lugar a bellos acantilados y pequeñas piscinas que se alternan con pintorescas calas. Hacia la mitad de la ruta aparece el bello enclave de Guadalmesí, donde el bello río de mismo nombre vierte sus aguas, siempre vigilado desde la recia torre almenara que preside el conjunto. Todo un regalo de la naturaleza.
3. El Barrio de Santa Lucía en Vejer.
Declarado Monumento Natural por la riqueza de su paisaje, Santa Lucía es un núcleo rural perteneciente al municipio de Vejer de la Frontera, un lugar donde el tiempo permanece detenido desde épocas remotas. Un entorno natural de exuberante vegetación y un conjunto de 7 molinos de agua de época islámica, que aprovechaban el manantial de la cercana pedanía de La Muela, dan fe de su abundancia en la zona. El acueducto, de origen romano y reformado por los musulmanes, es la joya de este pequeño vergel en el corazón de la Janda. Y no abandonéis el lugar sin comer unos estupendos huevos fritos con papas, jamón y chorizo en la entrañable Venta “El Toro” de nuestro buen amigo el “Nono”.
4. La Alameda Apodaca de Cádiz.
Mirador privilegiado de la Bahía, la Alameda de Apodaca, el jardín de Cádiz que cuelga al mar, es el rincón de la ciudad más sugerente y apacible. Punto de encuentro de pescadores en busca de una charla intrascendente; paseo evocador de caminar pausado y parada contemplativa; jardín de perfumes y contrastes luminosos que recuerda su diseño musulmán y sevillano; policromía de flores y setos que pueblan los arriates en perfecta simetría; fuentes bajas de polígonos superpuestos con alegres azulejos policromados; y arbolado que pide paso para asomarse a un mar plateado que lo disfruta. Un rincón al que diera nombre el hijo más ilustre de un comerciante vasco de Vitoria: Tomás Ruiz de Apodaca.
5. El tómbolo y faro de Trafalgar.
En tiempos remotos, al del sur del Sur, entre las ensenadas gaditanas de Barbate y Conil de la Frontera, afloraba un islote de piedra arenisca batido por las olas. Las derivas litorales de poniente y levante, en su labor constante de depositar los sedimentos, hicieron posible su comunicación con la tierra firme, dando origen al accidente geográfico conocido como tómbolo, en el que se asentó el Faro de Trafalgar, el faro de los Caños de Meca. En esa costa y en esas aguas se libró en 1805 la famosa batalla del mismo nombre, en la cual el vasco de Mutriku, Cosme Damían Churruca, fraguó su heroica leyenda.
6. El Barrio Alto de Sanlúcar.
La “milla de oro”, la zona histórica y monumental de Sanlúcar de Barrameda, en torno al llamado “eje Luis de Eguílaz”, conviviendo en clara e íntima armonía con el paraíso de las tabernas puras, un conjunto de tascas singulares donde el mosto y la manzanilla dan por finalizado el recorrido que comenzara en las viñas de albariza de los campos sanluqueños. Es el Barrio Alto de Sanlúcar: preciosos cascos bodegueros, bellos palacios e iglesias, elegantes casas con patios andaluces, y el ambiente popular de los hombres del campo en torno a una vaso de manzanilla.
7. Las salinas romanas de Iptuci.
Será una sorpresa para muchos descubrir que existen unas salinas en la provincia de Cádiz a un centenar de kilómetros del mar, en la Sierra de Grazalema, a escasa distancia del bonito pueblo de Prado del Rey. Porque las Salinas romanas de Iptuci nunca necesitaron el mar. Un manantial salobre que emana a nivel de superficie de manera natural, y que fue utilizado desde épocas remotas por asentamientos humanos próximos, nos permite sumergirnos en la mágica y legendaria historia de una instalación artesanal salinera, en un entorno natural privilegiado.
8. Los corrales de pesca de Chipiona.
Piélagos, jarifes, garabatos, zarzos, cuartelillos…Una terminología y un arte conocido como los corrales de pesca, uno de los elementos más singulares de la costa gaditana. Cerramientos-trampas levantados en el borde de costa a base de muretes de piedra ostionera, son utilizados desde la antigüedad por los moradores del litoral para conseguir su sustento con la captura de especies marinas. En Chipiona están datados en el siglo XIV, se conservan en perfecto estado y son explotados por la Asociación Jarife, que se encarga a su vez de su mantenimiento.
9. El Mercado de Jerez.
Para tomar el pulso a la ciudad de Jerez de la Frontera nada como una visita a su Mercado Central o de Doña Blanca, “la Plaza”, en el corazón de la ciudad, uno de los más antiguos de la provincia. De estilo neoclásico, es obra del arquitecto José Esteve. Materiales nobles como la piedra, el hierro, el cristal y la cerámica al servicio de un precioso diseño en el que destaca la nave de la pescadería. Y como todo Mercado gaditano que se precie, no perderse los churros y la venta ambulante de su entorno.
10. La playa de Zahora.
Para finalizar, un chapuzón en una de las playas más sugerentes de la provincia de Cádiz, la playa de Zahora, en las proximidades del Faro de Trafalgar. Tres kilómetros de playa de arenas finas y dunas doradas, un rincón apartado del bullicio de las playas masificadas del verano, una zona virgen y natural donde disfrutar del nudismo y los mejores atardeceres.
Antxón Urrestarazu Echániz
Obra bajo licencia Creative Commons
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