Una visita al espacio natural de Doñana es una experiencia difícil de narrar. Un torbellino de sensaciones y emociones, una explosión de sorpresas a lo largo de un paisaje musical salpicado de colores. Una barcaza que parte desde Sanlúcar de Barrameda y atraviesa el Guadalquivir te sumerge en una sinfonía de ecosistemas con su tempo y estructura particular.

La palabra sinfonía proviene del griego (prefijo sym= con, junto, a la vez; y pone=sonido; y el sufijo ía= acción o cualidad). Algo así como “lo que suena junto”. Habitualmente constan de 4 movimientos, el mismo número de ecosistemas que encontramos en el espacio natural de Doñana, del que forman parte el Parque Nacional y el Parque Natural comprendidos entre las provincias de Huelva, Cádiz y Sevilla.

1. La Playa

Es el primer movimiento de nuestra sinfonía: el Allegro de forma sonata con que acostumbraba Beethoven a iniciar sus obras. En Doñana encontramos una de las costas vírgenes más amplias de Europa. 35 kilómetros de playa de arenas finas entre la desembocadura del Guadalquivir en Sanlúcar de Barrameda y la población de Matalascañas, una playa con un intenso dinamismo que ha modificado constantemente su perfil por los cambios marinos a lo largo de los siglos.

 2. Las Dunas

Una suave transición nos transporta a un segundo movimiento, lento y en forma de tema y variaciones. Un adagio o un andante con moto de Beethoven. Son las espectaculares dunas móviles de Doñana, uno de los paisajes más emocionantes del Parque. Un lento movimiento de arenas que entierra y destruye la vegetación a su paso dibujando un paisaje tenebroso en continua transformación. Arena y vegetación en continua lucha, pinos y matorral esperando su ocaso frente a un silencio que sobrecoge.

 3. El Bosque

Como en el sherzo de la sinfonía nº 5 de Beethoven, el tercer movimiento de Doñana es una pieza movida con ritmo ternario . Son las arenas estabilizadas que conforman el ecosistema del Bosque y matorral de Doñana: pinos piñoneros, alcornoques, lentiscos y otras especies arbustivas que constituyen el hábitat elegido por linces, meloncillos, ciervos o jabalíes y área de cría de aves y rapaces.

 4. La Marisma

Para finalizar, un allegro, un movimiento rápido interpretado de forma triunfante y estimulante que, como en la Sinfonía de Beethoven, comienza inmediatamente después del tercer movimiento sin interrupción. Entramos sin transición en el ecosistema más estacional y cambiante de Doñana: la Marisma. Una gran laguna cubierta en primavera del verde tapiz de bayuncos y castañuelas, zona de nidificación de infinidad de aves acuáticas y que, al secarse con la llegada del calor, se convierte en una espectacular pradera salpicada de caballos de variados pelajes y vacas marismeñas que sestean entre garzas y otras aves.

Como veis, una buena ocasión para venir de turismo por la provincia de Cádiz y a Sanlúcar de Barrameda, desde donde podréis acercaros a esta maravilla de la naturaleza  llamada entorno natural de Doñana.

Antxón Urrestarazu Echániz

Obra bajo licencia Creative Commons

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