En La Sauceda la belleza convive con el terror. Es el mejor ejemplo del paisaje como un producto social, un entorno natural y antrópico. El bello paisaje de La Sauceda, en el corazón del Parque Natural de Los Alcornocales, nunca podrá representarse separado de las trágicas historias que acumula.

Hemos vuelto a La Sauceda, un enclave bello, mágico y trágico situado en la frontera gaditano-malagueña. La última vez que estuvimos, hace algo más de dos años, recogimos nuestras impresiones en un amplio reportaje titulado «Magia y misterio en La Sauceda». Tierra de bandoleros y libertarios, desaforados y rebeldes. Fuente inagotable de leyendas recogidas por célebres literatos. Enclave de represión y memoria histórica. Lo bello conviviendo con lo siniestro. De ello sabían un rato poetas como Rilke o Schelling.

Si en anteriores ocasiones viajamos a La Sauceda en busca de sus historias y leyendas, en esta ocasión nuestra excursión ha tenido un carácter exclusivamente lúdico. El complejo rural de La Sauceda alberga un conjunto de cabañas o bordas muy atractivas, dispersas en un bello paraje natural dominado por hermosos quejigos y alcornoques. Un precioso y saltarín arroyo alimenta un bosque de galería o canuto, donde predominan los hojaranzos o rododendros, acerca de los cuales existen curiosas leyendas, y forma un conjunto de cascadas y pozas muy aptas para un refrescante baño. Para conocer algunas de las leyendas que atesora La Sauceda, ss recomendamos el libro de Juan Pino, «Nubes en el corazón«.

Desde el complejo rural, una sendero conduce hasta el techo del Parque Natural de Los Alcornocales, el Pico del Aljibe (1.091 m.), un excelente mirador del mismo y, en días claros, de toda la provincia de Cádiz. Si aprieta el calor, es más recomendable realizar solamente el primer tramo, un recorrido a lo largo del arroyo y la garganta de Pasadallana, y zambullirse en alguna de sus numerosas pozas.

Una excursión más corta y sencilla, recomendable en días calurosos, consiste en acercarse hasta la Laguna del Moral, pudiendo iniciar el recorrido en la explanada de la ermita de la Sauceda. El paseo es sombrío y muy bello, siempre rodeados de impresionantes alcornoques y quejigos. La laguna pierde el agua en la época veraniega, pero estos días de junio hemos podido disfrutar aún del bello rincón en todo su esplendor.

Fotos de Arantza González.

Antxón Urrestarazu Echániz

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