A comienzos del siglo XX Donostia vive un momento de esplendor económico, social y artístico. Es una de las ciudades veraniegas de moda, y son tiempos de estética modernista, una necesidad de la floreciente burguesía para satisfacer sus necesidades de comodidad y disfrute.

En torno a 1845, Isabel II descubrió las bondades de las aguas donostiarras y convirtió la ciudad en su destino turístico vacacional. Es el preámbulo de la «belle epoque» y de un periodo de esplendor económico y artístico para la ciudad, toda una referencia para la alta sociedad de la época. A comienzos del siglo XX se desarrolla en San Sebastián un auténtico boom artístico y arquitectónico, todavía no suficientemente reconocido, que ha dado lugar a algunos de los más bellos y significativos edificios de la ciudad, en un periodo de vanguardias conocido como Modernismo.

El Art Nouveau está muy presente en este periodo de esplendor de la ciudad, tanto en edificios como en innumerables detalles decorativos. Se trata de un movimiento artístico nacido en la ciudad báltica de Riga a finales del siglo XIX, y toma su nombre de una exposición del artista Munch en la galería parisina «La maison del Art Nouveau«. Líneas sinuosas y onduladas que dialogan con el espacio, composiciones asimétricas, motivos florales y animales, y figuras femeninas, son algunas de sus expresiones características, muy visibles en forjas, vidrieras o cerámicas.

LAS CERÁMICAS DE ZULOAGA

La cerámica tiene mucho que decir como elemento decorativo relevante en la arquitectura modernista. En nuestra reciente visita a Donosti pudimos conocer un poco más sobre las cerámicas de Daniel Zuloaga, tío del pintor Ignacio Zuloaga. Sus decoraciones cerámicas aplicadas a la arquitectura han contribuido a difundir la estética modernista de la ciudad. Un buen ejemplo lo encontramos en el edificio de viviendas de la calle Prim 17 (Casa de Mendizábal), con fachada posterior al Paseo Árbol de Gernika.

La mayoría de cerámicas que vemos decorando los edificios y otros monumentos de San Sebastián corresponden a Daniel Zuloaga y su familia, aunque no siempre son de estilo modernista. Dos casos significativos los encontramos en el Puente de María Cristina y en las fachadas del actual edificio de Correos de la calle Urdaneta 7 (antigua Escuela de Artes y Oficios).

Fotos de Arantza González.

Antxón Urrestarazu Echániz

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