Donostia-San Sebastián y Cádiz guardan elementos comunes, uno de los cuales viene dado por la figura del alavés de Llodio José Matía Calvo, un comerciante y benefactor singular. Su Fundación, nacida para atender a los enfermos y ancianos, promovió la creación de asilos para ancianos/as en el Barrio del Antiguo de Donosti y en el del Balón de Cádiz.

 

calle-matia-en-san-sebastianLa calle Matía del barrio donostiarra del Antiguo de Donosti ha sido, y continúa siéndolo al día de hoy, el eje vertebrador de la vida social del barrio, con su variada oferta de comercio de cercanía y los innumerables bares que hacen las delicias de los txikiteros. Una calle para antiguotarras de siempre en la que he desarrollado gran parte de mi vida social. Sobre el origen de su denominación no conocí hasta pasados unos años, al oír hablar de la existencia, en la cercana barriada de Ibaeta, del por aquel entonces llamado Asilo Matía y actualmente Hospital geriátrico Matía. En dicho centro moriría mi padre no hace muchos años, a quien acompañé en sus últimos momentos tras su ingreso en el mismo pocos días antes.

La casualidad quiso que un día de verano de hace unos 10 años, de regreso de una jornada de baños en la gaditana playa La Caleta, me topara con la residencia Matía Calvo del barrio del Balón de Cadiz. De este reencuentro con Matía Calvo nació mi curiosidad por conocer la historia de este benefactor vasco que dejó su huella en dos ciudades tan queridas para mí.

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José Matía Calvo nació en la localidad alavesa de Llodio el 6 de junio de 1806. Parece que Pasajes fue durante los primeros años la localidad donde transcurrió su niñez y adolescencia. En 1821 se le sitúa en Manila, dedicado a las artes comerciales fruto de la actividad generada en torno a la Compañía de Filipinas, sustituta de la Real Compañía de Caracas. Una importante colonia de vascos mantenía allí estrechos vínculos comerciales con las Antillas. Años más tarde fundaría la casa comercial “Matía, Menchacatorre y Compañía”, dedicada a la exportación de seda, así como a otras actividades de cariz más que dudoso: “la participación de los vascos en la trata asiática y el comercio de opio durante el siglo XIX, que permitieron a personajes como José Matía Calvo amasar increíbles fortunas, gracias a las cuales en la etapa final de sus vidas pudieron realizar obras de caridad y proyectos asistenciales” (Carlos Rilova Jericó)

La prosperidad de sus negocios estuvo acompañada de la adquisición de una importante flota de fragatas y tuvo su reflejo en la gran suma de dinero que consiguió acaudalar.

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En 1841 se trasladó a Cádiz y estableció en la ciudad su Casa Central, desde donde siguió operando comercialmente con sus diferentes fragatas, entre las que se encontraba la llamada “Bella vascongada”. Residió en pleno casco antiguo, en la célebre y popular Plaza de Mina, para unos en el desaparecido edificio nº 15 y para otros en esquina con Enrique de las Marinas, en el edificio actualmente sede de la Delegación de Educación de la Junta de Andalucía. (ver foto)

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Alrededor de 1860 visitó San Sebastián y poco tiempo después disolvería la Sociedad para hacer de su vida, hasta que falleció en Cádiz el 29 de mayo de 1871, un modelo de filantropía y beneficencia que tuvo su culminación en su testamento, por el cual, siendo soltero y sin hijos, dedicaba toda su fortuna a «recoger y hallar segura subsistencia durante los días de su vida y ser asistidos en sus enfermedades, a los ancianos o impedidos absolutamente para el trabajo”.

El testamento precisaba que, con su herencia, se fundaran sendos Asilos en Cádiz y en San Sebastián. El 16 de julio de 1883 comenzarían las obras del Asilo de San José del barrio del Balón de Cádiz, en un antiguo reñidero de gallos, cuya inauguración tuvo lugar el 18 de marzo de 1885. El 16 de diciembre de 1889 se inauguró en San Sebastián el Asilo Matía, situado en el valle de Ibaeta. El ayuntamiento donostiarra, agradecido por la humanitaria obra realizada por D. José Matía y Calvo, aprobó en sesión del 8 de junio de 1891 poner el nombre del benefactor a la calle que, partiendo de la plaza de Alfonso XIII, se dirigía hacia Venta-Berri: mi antiguotarra y querida calle Matía.

Como curiosidad hay que mencionar el hecho de que los albergados para ingresar en el citado Asilo debían reunir, entre otras, la siguiente circunstancia: “Ser naturales y vecinos de San Sebastián, de la ciudad de Cádiz o del pueblo de Llodio en la provincia de Álava”.

Ambas Fundaciones continúan a día de hoy con su función original, si bien bajo modelos organizativos y de gestión adaptados a la realidad actual; Matia Fundazioa es hoy en día un centro avanzado en atención geriátrica y el Centro residencial de Cádiz es gestionado mediante un Patronato en el que, junto a la Fundación original, participan las instituciones públicas.

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Fuentes consultadas:

  • Historia de la ciudad de San Sebastián a través de sus personajes. Javier Mª Sada. Alberdania.
  • José Matía Calvo (1806-1871). Sus fundaciones en Cádiz y en San Sebastián. José Garmendia Arruebarrena.
  • Grandes hombres de nuestra historia: José Matía Calvo. Mariano de Retegui. Diario de Cádiz 28 de agosto de 1983.
  • La penúltima campaña de las guerras napoleónicas (III). “Opio ta esklabuak”. Dos reflexiones sobre los sucesos de 1813, los vascos y la trata de opio y esclavos. Carlos Rilova Jericó. El Correo de la Historia. Blog de la Asociación de Historiadores gipuzkoanos “Miguel de Aranburu”.
  • Javier Fornell Fernández. José Matía Calvo. Catandur.
  • Auñamendi Eusko Entziklopedia
  • Gente y habitantes de Cádiz.
  • Mi agradecimiento a Mª del Mar Valverde Sánchez, Directora de la Residencia José Matía Calvo de Cádiz, por su amabilidad y las informaciones y documentos aportados.

Antxon Urrestarazu

Obra bajo licencia Creative Commons

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