Es tiempo de gamones, una curiosa y bonita planta cuyas bellas flores adornan los senderos de la sierra gaditana y salen a nuestro encuentro en primavera. En la localidad de Ubrique celebran este fin de semana «la Crujía de Gamones», una de las fiestas más antiguas y mágicas de Andalucía.

La primera semana de mayo los ubriqueños suben a su sierra y recogen miles de gamones que posteriormente queman en hogueras, para después hacer crujir sus bulbos contra el suelo, provocando un ruido ensordecedor. Y este sábado 5 de mayo celebran la «Crujía de Gamones«, una de las fiestas con más tradición popular y arraigo cultural, declarada de Interés Turístico de Andalucía.

Se cuenta que antaño se utilizaban los gamones para ahuyentar a los lobos de la sierra de Cádiz. Tras calentarlos los golpeaban contra las piedras y provocaban un ruido similar a los petardos. También se cuenta, que fueron empleados durante la ocupación francesa, en concreto cuando las tropas de Napoleón intentaron invadir Ubrique. La explosión de las plantas pretendía dar a entender al invasor que los ubriqueños estaban bien armados.

El Gamón (Asphodelus albus) es una planta herbácea de raíces tuberosas de la familia de las liliáceas, con forma de vara, y con flores blancas en su extremo superior, con tépalos blancos y un nervio verde central. Puede llegar a alcanzar los 2 metros de altura, aunque por lo general tienen entre 1 y 1,5 metros. En el P. N. de Grazalema convive con otras dos especies: la ramosus y la aestivus.

Es una planta conocida desde la Antigüedad, con un fuerte componente simbólico. En la Grecia antigua se colocaban en las tumbas de los muertos y se utilizaban en las ceremonias fúnebres. Hesíodo ya realizó en el siglo VIII a. C. una descripción detallada de la planta, y Homero la cita en varias ocasiones en su célebre La Odisea. El Gamón ha sido muy utilizado a lo largo de la historia para sanar diversas enfermedades, dadas sus propiedades medicinales. Hoy en día se utiliza con carácter ornamental, gracias a sus grandes flores y a la facilidad de su cultivo.

Fotos de Arantza González y Jesús Oliden.
Antxón Urrestarazu Echániz
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