Uno de los paisajes más bellos del Parque Natural de la Sierra de Grazalema se encuentra en el valle del río Tavizna, al que da nombre la pequeña aldea entre las localidades gaditanas de Benaocaz y El Bosque.
Junto al puerto del Boyar, en la carretera que une las localidades de El Bosque, Benamahoma y Grazalema, nace un pequeño arroyo conocido como el Garganta del Boyar, que va nutriéndose de pequeños arroyuelos, manantiales y surgencias provenientes de los dos macizos que lo rodean: la Sierra del Pinar y la Sierra del Endrinal.
La vista del valle desde el mirador del puerto es magnífica, con la preciosa falla del Salto del Cabrero a la izquierda, y el Cerro de las Cuevas y la Sierra de la Silla al fondo.
Hace unos meses realizamos una ruta similar que, partiendo de este mismo punto, en lugar de descender a Tavizna, recorría el arroyo Pajaruco en dirección a Benaocaz.
Nuestra ruta de hoy parte desde el puerto del Boyar, desciende por el valle acompañando al arroyo principal, que cruzamos antes de bordear el Cerro de las Cuevas, para aproximarnos hasta la zona conocida como el Hondón, punto de encuentro de diferentes rutas en dirección a los Llanos del Campo, en Benamahoma. Esta primera parte del valle combina zonas de profunda y variada vegetación, con verdes y preciosas dolinas. La abundancia de agua es manifiesta. Una sensación de frescor y belleza inigualables.
En la segunda parte continuamos inicialmente el curso del arroyo descendiendo por el valle, donde el caudal del agua crece considerablemente, formando bellos saltos y cascadas; y un poco más abajo, nos encontramos con el arroyo Pajaruco, proveniente de Benaocaz y la Sierra del Caíllo. De la unión de ambos arroyos nace el conocido como río Tavizna que, tras atravesar la aldea del mismo nombre, desemboca en el embalse de los Hurones, el gran depósito de agua de la ciudad de Cádiz.
El tramo del Tavizna hasta llegar a la aldea es una de las zonas más bellas del Parque Natural. Una pequeña vereda que transcurre paralela al río, rodeada y prácticamente sumergida en la densa vegetación del bosque mediterráneo, y siempre bajo la atenta vigilancia del castillo de Aznalmara, nos conduce hasta nuestra meta, en el conocido como pontón de Tavizna.
Casi 13 kilómetros de una ruta de vegetación exhuberante, rodeados en ocasiones por enormes farallones donde anidan los buitres leonados. Un paisaje diverso y variado de una belleza extraordinaria. Para no perdérselo.
Fotos: Jesús Oliden y Arantza González
Antxón Urrestarazu Echániz
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