Comenzamos la temporada montañera de este otoño realizando una de nuestras rutas preferidas: la Casa de los Pinsapos, en los alrededores de Villaluenga del Rosario, en el corazón del Parque Natural de la Sierra de Grazalema.

Nos hemos juntado un nutrido grupo de Euskádiz, amantes de la montaña y de la sierra gaditana, para celebrar la apertura oficial de una nueva temporada montañera. Y nada mejor que hacerlo con una excursión a uno de nuestros lugares emblemáticos: la Casa de los Pinsapos. Tal y como como corresponde a nuestro modelo excursionista, los bellos paisajes son también el lugar idóneo para celebrar gastronómicamente el acontecimiento.

La ruta de la Casa de los Pinsapos forma parte cada año de nuestras excursiones a la Sierra. Se trata de uno de los lugares más bellos y apacibles que se pueden encontrar en la misma, un pequeño remanso de paz en torno a un refugio rodeado de esbeltos pinsapos que, según cuentan los lugareños, un día plantara un antiguo director del Parque.

Comenzamos nuestra excursión en el aparcamiento del puerto de Las Viñas, en Villaluenga del Rosario, para realizar el descenso hasta el espléndido poljé de los Llanos del Republicano, que ya presenta los primeros brotes verdes otoñales. Tras visitar la sima del mismo nombre, iniciamos la subida al puerto del Correo, cuyo zigzageante sendero resulta un mirador privilegiado de los Llanos y las blancas moles de la Sierra de Grazalema.

El bello refugio y aljibe del Correo es el lugar elegido para el hamaiketako, la ocasión para degustar el excelente vino oloroso que Jesús cría con tanto cariño.

En adelante nos sumergimos en uno de los rincones más atractivos del Parque, una travesía entre roquedos cubiertos de musgo, encinas, matagallos y aulagas, una excelente representación del bosque mediterráneo, que nos conduce hasta la preciosa dolina donde resplandece el blanco refugio y sus preciosos pinsapos. Prolongamos un poco la ruta hasta otro bello lugar, los navazos de Líbar, otra dolina donde, junto a enormes pinos de repoblación, encontramos nuevos pinsapos todavía de escaso porte.

Tras regresar al refugio, llega la hora de las celebraciones, un almuerzo  y variado donde no faltan las exquisiteces zamoranas y leonesas del amigo Antonio, ni la manzanilla de la mejor taberna de Cádiz.

El regreso lo realizamos descendiendo por la Escalereta, un sendero pedregoso que nos permite disfrutar de las mejores muestras del modelado kárstiko, afilados lapiaces y escultóricas torcas, fruto de millones de años de erosión de la caliza que emergió de los mares. Todo un máster en geología que Jesús se encarga de impartirnos.

En pocos días volveremos por estos mágicos paisajes, para atacar uno de los picos más atractivos de la zona: La Salamadre.

 

Fotos: Jesús Oliden y Arantza González

Antxón Urrestarazu Echániz

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