Comenzada la temporada montañera con nuestra excursión a la Casa de los Pinsapos, en la sierra gaditana, tocaba volver al Parque Natural de los Alcornocales, la mayor masa de alcornoque de la Península Ibérica, un auténtico paraíso natural que ofrece una gran diversidad de relieves y paisajes.

El Parque Natural de los Alcornocales es una de las grandes maravillas de la provincia de Cádiz. A lo largo de estos años hemos podido disfrutar de magníficas experiencias de senderismo, acompañadas en ocasiones de actividades de recolección de setas, observación de aves, descubrimiento de cuevas con pinturas rupestres o curiosas necrópolis, conocimiento de las artes de la saca del corcho, e incluso gozado de buenos baños en temporada estival.

Tras nuestra excursión a la Casa de los Pinsapos, este fin de semana hemos disfrutado de una magnífica jornada montañera en las proximidades de Alcalá de los Gazules, en el corazón del Parque Natural, una pequeña aventura entre alcornoques, enebros y madroños, sumergidos en la variada vegetación del bosque mediterráneo, que solo interrumpen las preciosas y gigantescas lajas y cuevas propias del terreno de areniscas, vigilados permanentemente por el vuelo majestuoso de infinidad de enormes buitres leonados, y en la que no han faltado el habitual hamaiketako y el merecido almuerzo, siempre bien acompañados por la manzanilla de Sanlúcar y el clarete navarro.

Hemos inciado la ruta en el carril Peguera-Picacho, cerca de Alcalá, para posteriormente recorrer, campo a través, distintos senderos y veredas que nos han conducido hasta el magnífico mirador a la sierra del Aljibe y el embalse de Barbate. Enormes lajas de arenisca esconden un precioso paisaje de cuevas y abrigos que, en muchas ocasiones, conservan sorprendentes pinturas rupestres. Mis dos acompañantes, auténticos expertos en el tema, nos han permitido conocer estos años algunas de las más importantes del Parque.

Antxón Urrestarazu Echániz

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