Esta semana Euskádiz nos hemos acercado a Rota, una localidad por la que sentimos especial predilección. Tras recabar la información relativa a sus principales recursos turísticos, para lo cual contamos con la amable ayuda de Rocío en las dependencias de Turismo de la localidad, nos sumergimos, a lo largo de una excitante jornada, en las profundidades paisajísticas, culturales, gastronómicas y sociales de la Rota marinera, la de sus gentes e insignes poetas, la agrícola y vinícola, la del arranque y el tintilla. Un auténtico placer para los sentidos.

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La mejor manera de viajar a Rota es por vía marítima, siempre que tengamos la ocasión de hacer de Cádiz nuestro punto de partida y el mar mantenga la calma suficiente para no interrumpir el funcionamiento de los catamaranes del transporte público.  Las vistas de Cádiz a nuestra espalda y la aproximación a Rota, bordeando la costa oeste de El Puerto de Santa María, acompañados en ocasiones por los pequeños barcos pesqueros coronados por ruidosas gaviotas al acecho del botín recién capturado, convierten el viaje en una pequeña aventura placentera y emocionante.

Rota ofrece un amplio conjunto de atractivos para el visitante, algunos de los cuales permanecen desconocidos para una gran parte de viajeros a la provincia de Cádiz, lo que la convierte en un lugar privilegiado incluso en la temporada de mayor afluencia turística.

El puerto pesquero y deportivo, con su exuberante pescadería de la Cooperativa; su coqueto y tranquilo casco histórico, entramado de estrechas calles que circundan  a sus dos joyas monumentales: el Castillo de Luna y la Iglesia de Nuestra Señora de la O; sus 16 Km de playas urbanas y naturales; el precioso Mercado Municipal, construido sobre las ruinas de un convento dominico, y del que se conserva la torre de la Merced.

Pero Rota tiene, además de ese marco incomparable, otros atractivos que merecieron nuestra atención: el Centro de recuperación y exposición de la Mayetería, el peculiar modelo agrícola roteño; los Corrales, tradicional sistema de pesca de origen romano basado en construcciones de piedra; una gastronomía excelente, donde destacan algunos platos genuinos como el “arranque”, una especie de salmorejo, o la Urta a la roteña; sus Bodegas y bodegones, como la Bodega El Gato, que tuvimos ocasión de visitar amablemente guiados por Pedro López y su familia, y de la que hay que destacar su esfuerzo y dedicación para promocionar esa variedad local llamada “el tintilla”.

Para fin de fiesta, nada mejor que un tapeo-txikiteo por los magníficos bodegones y tabernas de la villa: comenzando por los famosos langostinos a la plancha, acompañados de una copita de tintilla, en el Bodegón El Gato de la calle María Auxiliadora, y terminando con un “arranque” magnífico en la peculiar taberna “el Torito”, en la calle Italia, con las correspondientes estaciones a lo largo de los distintos establecimientos de la calle Mina.

Sirva esta entrada de aperitivo al amplio reportaje que os mostraremos próximamente en nuestro blog. No os lo perdáis, ni el reportaje, ni la visita a Rota.

Texto: Antxón Urrestarazu.

Obra bajo licencia Creative Commons.