Entramos en una de las zonas más bellas y salvajes del litoral gaditano, un largo tramo de playas que unen los núcleos urbanos de Barbate y Zahara de los Atunes, entre las desembocaduras del río Barbate y el río del Cachón, una zona solitaria y poco transitada por turistas, ideal para pescadores y surferos.

Tras nuestra primera travesía por la playa de Camposoto y la Punta del Boquerón, partimos de Barbate, junto al espigón que encauza el río en su desembocadura, y frente al Restaurante Curro, donde hemos aparcado los coches y luego volveremos a comer, para recorrer un precioso paraje natural popularmente conocido como la playa del Retín, por su proximidad a la sierra del mismo nombre y la zona militar allí existente. Un equipamiento militar que obliga a mantener cerrada una zona de la playa durante una parte importante del año para la realización de maniobras militares, lo que a su vez ha permitido preservar este paraje litoral ajeno a desarrollos urbanísticos tan habituales en las proximidades de las playas.

La travesía nos ha llevado hasta Zahara de los Atunes, y tras un buen aperitivo en alguna de sus muchas tascas y restaurantes, hemos realizado la vuelta al punto de partida para darnos un pequeño homenaje de recompensa en la Venta Curro. 15 km de paseo por el borde del mar, saboreando toda la belleza natural de una playa virgen, rústica y solitaria, respirando ese olor a mar que tanto relaja, y sintiendo el salitre bañando tu piel: la playa en estado puro.

La ruta comienza junto al espigón de Barbate y recorre la solitaria playa de Cañillos o del Botero, que limita interiormente con el PN de la Breña y Marismas de Barbate. Una gran plataforma rocosa acompaña la orilla y, a su espalda, subsiste un pequeño sistema dunar. Una playa salvaje y solitaria sin edificios ni chiringuitos que este año incorpora, por primera, vez un servicio de vigilancia y salvamento.

A continuación de esta playa nace la llamada Playa de Pajares, también conocida como del Retín, reservada casi en su totalidad a zona militar fuera de la temporada de verano. El paisaje combina superficies rocosas y zonas de acantilado, con amplias zonas de finas arenas que terminan en el cordón dunar y los extensos pastos. Es por ello que sea habitual ver pasear por la orilla a numerosas vacas retintas. Tres arroyos estacionales provenientes de la Sierra del Retín irrumpen con su cauce el bajo talud que conduce a la playa, y un búnker abandonado del siglo XX en las proximidades de Zahara de los Atunes recuerda el importante carácter estratégico y militar de la zona.

Y para finalizar el día, nada mejor que un paseo marinero por Barbate. Una zona que nos gusta mucho es la próxima a la desembocadura del río, junto a la antigua Lonja, hoy convertida en centro cultural, donde descansan habitualmente las viejas embarcaciones de la almadraba atunera. Y nunca dejar pasar una visita a la maravillosa taberna Abelardo para degustar alguna de sus muchas especialidades en torno al atún de almadraba.

Fotos: Jesús Oliden
Antxón Urrestarazu Echániz
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