Historias de vascos y gaditanos es una sección de nuestro Blog Euskadiz, que intenta mostrar los grandes vínculos históricos del País Vasco y la provincia de Cádiz, y seguir las huellas que dejaron los vascos en territorio gaditano. Hoy lo hemos contado en el Colegio Argantonio de Cádiz.

Hemos estado en el Colegio Argantonio de Cádiz, invitados por la profesora donostiarra Isabel Ulloa, quien ha organizado una Semana Cultural sobre el País Vasco en el citado centro, para dar unas charlas a los alumnos/as de ESO sobre los vínculos vasco-gaditanos y las innumerables huellas dejadas por los vascos en Cádiz a lo largo de la historia. Una divertida experiencia.

Charla sobre Euskádiz en el Colegio Argantonio de Cádiz

El relato de la presencia vasca en Cádiz, que venimos desarrollando en la sección«Historias de vascos y gaditanos» de nuestro Blog, da comienzo allá por el siglo XIII, cuando con motivo de la necesidad de poblar la ciudad de Cádiz, tras la denominada Reconquista, Alfonso X el Sabio recurre a pobladores diseminados en aldeas próximas. De los 300 pobladores reclutados, en torno a 30 son de origen vasco, como atestigua el historiador Agustín de Horozco.

El periodo más floreciente de la presencia vasca se produce en los siglos XVII y XVIII, con motivo de la masiva llegada a Cádiz de marinos, navegantes y comerciantes de todo el mundo atraídos por la Carrera de Indias. Gran número de vascos arriban a Cádiz, se integran en el tejido social de la ciudad y de localidades cercanas como San Fernando o El Puerto de Santa María. En Cádiz crearon, tras la experiencia anterior del Colegio de Pilotos Vizcainos, una asociación gremial conocida como Hermandad de la Humildad y Paciencia, y tuvieron su sede en la Catedral Vieja y posteriormente en la Iglesia de San Agustín, auténtico referente de los vascos en la ciudad, donde todavía hoy en posible encontrar en lugar señalado los escudos de las provincias vascas en lugares destacados. Entre los innumerables vascos de esa época, destacamos los siguientes: Domingo de Munárriz, Sancho de Urdanibia, Tomás Ruiz de Apodaca, Jacinta de Zuzalaga, Los Garycoechea o Juan Bautista Uztáriz. Innumerables huellas de su presencia y legado se pueden encontrar hoy en día en la ciudad.

De ese periodo destaca también la relación con la provincia de Cádiz de innumerables marinos y navegantes vascos, algunos de ellos de gran renombre. En el precioso edificio neoclásico del Panteón de marinos ilustres es posible contemplar un buen número de placas y sepulturas de marinos vascos unidos a Cádiz en diferentes momentos de la historia. Destaco tres: Juan Sebastián Elcano y su vuelta al mundo partiendo y arribando a Sanlúcar de Barrameda; Cosme Damián Churruca, el prestigioso marino y científico muerto en la batalla de Trafalgar, junto al faro del mismo nombre; Blas de Lezo, muy unido a Cádiz en distintos momentos de su vida.

Por último, hay que destacar a un puñado de vascos que hicieron de Cádiz su ciudad de residencia con motivo de su actividad artística o económica. Destacamos a Pedro Ángel de Albisu, convertido en arquitecto mayor de Cádiz, impulsor del neoclásico y autor de gran número de proyectos en la capital y en San Fernando; Horacio de Echevarrieta, considerado el fundador de los Astilleros de Cádiz, todo un personaje que ha sido nombrado hijo adoptivo de la ciudad hasta en dos ocasiones. Son solo una muestra pequeña de las enormes huellas que la presencia vasca ha dejado en Cádiz a lo largo de los siglos.

Antxón Urrestarazu Echániz
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